Morgana

 




Contraria a la filantropía, con su mirada centrada y fija, apenas se levanta se somete a una dura sesión de crossfit y calistenia. 
Una persona egoísta, individualista, no es de fiar. Ha juntado energía durante bastante tiempo. El cómo no lo puede contar, porque le pueden ganar. Métodos hay varios. 

 Su cabello, pozo negro y hondo, amenazante como quien camina por su borde a punto de caer. 

 Sus ojos son dos agujeros negros y vacíos , quién iba a imaginar que dos bolas de carne tuvieran el poder de leer mentes. 

 Asesinos, psicópatas y violadores desarman sus piernas para poderse esconder. Si los encuentra los añadirá a su colección de juegos sadomasoquistas. 

 Al caer la luna tiene una cena. Mientras baja la escalera lentamente el macho cabrío la espera en la mesa. A media noche saca a relucir sus más finos y brillantes  accesorios. 

 Senos pequeños y duros brotan de su tórax brillante y pálido. 

 Aquella maldita es el chocolate que me hará ver grasienta y al cual yo accedo.

 Llegó el amanecer y viene recargada. 

 Ahí viene esa tonificada bestia de cueros duros que vibra al pasar con ese bikini maquiavélico, bralette negro con dos cintas que se cruzan en forma de cruz en ese vientre de cal iluminado por los rayos del naciente sol de madrugada.

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